Cada vez que alguien nos quiere motivar, siempre nos recomiendan que debamos pensar positivamente. El único problema, es que para pensar positivamente primero tenemos que pensar.

Todos nosotros vivimos en un mundo de estímulos. En otras palabras, en muchos de los casos reaccionamos antes de pensar. Por lo tanto, pensar positivo es más complejo de lo que pensamos ¿no creen?

Pero, ¿que es pensar?

Según mi mentor AR, pensar es una secuencia de preguntas y respuestas que nos hacemos nosotros mismos. Entonces, si pensar es una cuestión d
e preguntas y respuestas, debemos hacernos las preguntas correctas para obtener las repuestas correctas que ultimadamente nos lleven a un pensamiento positivo.

Por ejemplo; Si pienso en ¿por que las cosas siempre me salen mal?, la respuesta que obtendré podría ser: por que tengo mala suerte. Como ven, esta respuesta no me ayudaría en nada a pensar en positivo.

Por lo tanto, tenemos que ser más precavidos en cuanto a las preguntas que nos hacemos y sobre todo evitar dejarnos influenciar por lo que el resto de la gente piensa. Siempre y cuando no sea para nutrir nuestro positivismo.

Procuren mantenerse enfocados en pensamientos que los hagan sentir felices y el positivismo será el irremediable resultado.

Y cuando la gente intente persuadirlos de lo contrario, hagan como yo y lean un relato de Sócrates que leí hace diez años atrás y que nunca podré olvidar.

A continuación lo comparto con ustedes esperando que pueda ayudarlos como a mí.

Un discípulo llegó muy agitado a la casa de Sócrates y empezó a hablar de esta manera:

“Maestro, quiero contarte como un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia”
Sócrates lo interrumpió diciendo:

¡Espera! ¿Ya hiciste pasar a través de las Tres Bardas lo que me vas a decir?
¿Las Tres Bardas?

Sí, replicó Sócrates. La primera es la VERDAD. ¿Ya examinaste cuidadosamente si lo que me quieres decir es verdadero en todos sus puntos?
No… lo oí decir a unos vecinos…

Pero al menos lo habrás hecho pasar por la segunda Barda que es la BONDAD. ¿Lo que me quieres decir es por lo menos bueno?
No, en realidad no; al contrario…

¡Ah!… interrumpió Sócrates. Entonces vamos a la Última Barda. ¿Es NECESARIO que me cuentes eso?
Para ser sincero, no; necesario no es.

Entonces sonrió el sabio, Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario… Sepultémoslo en el Olvido…